Correr para sentirse bien

La única vez que escribí sobre la mágica experiencia de correr fue cuando publiqué «¡Corré por tu vida!» en ABC Digital, hace un par de años.  En la nota, compartía testimonios de atletas élite y amateurs del Paraguay, sus motivaciones y pasiones.

Hoy, decido escribir un nuevo post tras re-leer «Esos locos que corren», un artículo que me pasaron tiempo atrás y recordado, nuevamente en estos días, gracias a mi colega Marta Escurra.

También me lleva a estas líneas, una conversación, que mantuve durante la jornada, con un compañero de la redacción. Él estaba contento tras participar en la carrera de ABC Color,  en la distancia 10 kilómetros. «La gente me pregunta: pero… ¿para qué lo que corrés si sabés ya quiénes van a ganar?», dijo, con una sonrisa que demostraba inmensa satisfacción por haberse estrenado como corredor de calle.

Y es que, muchas personas preguntan: «Che… ¿pero vos vas a ganar?», «¿Saliste primera, segunda o tercera?» La respuesta es unánime, en la mayoría de los casos: Muchos, o la mayoría de los corredores amateurs, corremos cinco, siete, o diez kilómetros por: satisfacción, salud, desestrés o simple diversión. No precisamente para ser los campeones. Eso sí, hay algo que todos los «amateurs» ganamos sí o sí: un tiempo que en la próxima carrera, queremos mejorar.

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Fuente: s1ngular.com

Es importante destacar que muchos corredores amateurs «le toman tal hilo» al deporte y con mucho sacrificio-disciplina se convierten en pro (profesionales). Son tan disciplinados que sus metas ya son los más afamados maratones. Son auténticos vencedores del «no voy a poder», «que pasa si», y admito, son una fuente de inspiración para los que no alcanzamos a ser como ellos, por diversos motivos.

Fuente: saludpasion.com

Para mí, cada carrera es un nuevo desafío de «aguante», una que no es de velocidad pero sí de fondo. Cada paso, cada kilómetro es nuevo encuentro con mis límites, mis virtudes y mi fuerza de voluntad. Permite controlar mi cuerpo y a la vez, dominar mi mente que dice «no va más Sandra» cuando mis piernas siguen corriendo. 

Así que, si alguna vez consideraste empezar a correr -y aún no lo hiciste-,  te animo a que experimentes esta rama del deporte que te hace sentir vivo. A continuación, mis motivos:

1. Correr desestresa: mientras te movés, podés escuchar música, y olvidarte un ratito de todos tus problemas. Te hace sentir nuevo.

2. Correr te da salud: correr disminuye el riesgo de padecer infarto y ayuda a controlar el peso corporal.

3. Correr te da onda positiva: ayuda a liberar endorfinas y mejora tu actitud ante las situaciones de la vida cotidiana.

4. Correr te ayuda a sentirte bien: cuando empezás a correr, tal vez, sientas dolor muscular o incluso, un poco frustrado con tu ritmo/velocidad. Pero con el tiempo, tu cuerpo irá acostumbrándose  y te pedirá correr consecutivamente, hasta que se convierta en un hábito. Ya verás que cuando termines una carrera y/o entrenamiento, sentirás satisfacción pura.

Además de darte estas cuatro buenas razones para lanzarte a correr, comparto el «Estudio del Corredor Iberoamericano», publicado este lunes por la web Soy Maratonista. 

soymaratonista

Hoy es un buen día para empezar… así que… ¡Animate!

Si querés leer más, te recomiendo estos artículos: 

1. Los beneficios de correr suave

2. Diez beneficios de correr y ponerte en movimiento 

3. El decálogo de los beneficios del running

4. Muchos motivos para correr y un reto a la medida de cada «runner» 

La ciudad del encanto infinito

No sé cuándo caí rendida a sus pies. Creo que desde siempre o tal vez no…

Todavía recuerdo con afán aquel día en el que escuché por primera vez su voz. Aquel día en el que bastaron sólo unas pocas palabras para captar mi completa atención.

Ha sido casi como un amor a primera vista. De esos pocos en el mundo, pero que sí los hay.

No ha sido fácil estar tan lejos, y más aún en amores así, con la distancia jugando en contra. ¡Maldita esa que nos ha separado por tanto tiempo!

Han surgido adversidades, promesas y desencuentros… aún así estaba segura que la encontraría, que llegaría el día en el que se presentaría ante mis ojos y me mostraría, a mí y sólo a mí, cada uno de sus encantos. De esos de los que todos hablaban y escribían, y que yo… sólo podía imaginar.

Debieron pasar muchos años hasta que finalmente la vi… la encontré en el camino, un día como hoy, pero de 2012. Poco podía creer lo que veían mis ojos.

Alegría infinita fue todo lo que sentí cuando te conocí: París. Ciudad de historia, arte y literatura; de espectáculo y romanticismo; de silencio y algarabía; de símbolos y encantos, de turismo y caos. Todo eso es París. 

Puedo decir mucho más pero prefiero recordar el primer año de aquella memorable -y fugaz- estadía por ‘la ciudad luz’, recopilando las mejores fotografías que he tomado y una serie de tips que podés considerar, cuando tus pies pisen París por primera vez.

1.  PARÍS: SINÓNIMO  DE  MUSEOS

Tratá de levantarte temprano (para mí no ha sido ningún sacrificio porque París merece ser aprovechada cada minuto) y andá al Louvre. Allí siempre habrá muchísima gente pero no te desesperes: ¡La fila corre muy rápido! La entrada cuesta 10 euros, si la comprás en boletería.

Sandra B. Ramírez Ortega

Museo de Louvre

Recomiendo que escojas una exhibición ya que, a menos que tu estadía sea larga, es imposible ver todas las obras en un solo día. Como bien sabrás «La Gioconda» es una obligación.

Visitantes del Louvre fotografiando a la Monalisa

A lo largo del museo, habrá carteles que te advertirán sobre la presencia de carteristas. ¡Sí, eso también pasa en París eh! Así que tené mucho cuidado con tus pertenencias.

Cartel que advierte presencia de carteristas en el Louvre

Por otra parte, no pude entrar al museo de Orsay porque llegué alrededor del mediodía y el tiempo de espera en la fila era, de aproximadamente, cuatro horas. ¡No podía permitirme tanto tiempo en una cola en mi penúltimo día en París!

La tarifa normal de acceso al museo es de 9 euros. En tanto que si sos estudiante de entre 18 a 25 años, deberás pagar sólo 6,50 euros.

Museo d’Orsay

Visitantes formando filas para entrar al museo d’Orsay

Otra parada -cultural- obligatoria es el Musée des Invalides -o también llamado de la Armada- ubicado cerca del Congreso Nacional y place de la Concorde. La entrada cuesta 9,5 euros.

Musée Des Invalides

Tip: En caso de que quieras visitar a otros museos (de entre los más de 60 que tiene París) y quieras ahorrar, considerá comprar el «Paris Museum Pass». La validez por dos días cuesta 39 euros y la de 4 días, 54 euros.

2. EL  METRO  

El sencillo cuesta 1,70 euros. Dependiendo de cuan lejos esté tu alojamiento de los sitios turísticos tradicionales, tal vez te resulte mejor comprar el «pack» de 10 a 12 boletos, que sale poco más de 10 euros.

Una de las bocas de metro de París

3. COMER  EN  PARÍS

Es muy caro por no decir carísimo. Evitá los bares o restaurantes aledaños a los lugares turísticos porque son el doble de caros.

Lista de precios en una tienda de snacks de París

En este vídeo, verás un claro ejemplo.

Si vas en plan turista low cost o estudiante, los supermercados son una buena opción porque venden sándwiches y todo tipo de comestibles a precios accesibles.

Un lugar que no puedo dejar de recomendar es «La crêperie des Arts», ubicada al número 27 rue St. André des Arts, en el  colorido barrio Saint Michel.  El menú incluye crêpes salados y dulces. Me comí uno con abundante chocolate y quedé encantada.

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Uno de las delicias que probé en Crepêrie Des Arts

Si los precios te parecen elevados, no dudes en comerte un crêpe de la calle. Yo he probado varios, uno de ellos frente al Centre Pompidou con banana y abundante Nutella. ¡Delicioso! (Eso sí… ¡no apto para personas a dieta!)

4. NOTRE-DAME, TULLERÍAS, PLACE  DE  LA  CONCORDE  Y  VENDÔME 

Estos lugares se pueden hacer en un mismo día y caminando ya que están todos en la misma zona.

– Catedral de Notre-Dame: es una de las catedrales góticas más famosas del mundo.

El acceso es libre aunque si querés subir a las torres y tener una vista magnífica de París, debés pagar 8 euros.

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Catedral de Notre-Dame

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Rosetón de la catedral de Notre-Dame

– Jardín de Tullerías: un espacio al aire libre para caminar, correr, leer un libro, tomar sol o incluso tomarte un tereré o helado -si coincidís con el verano parisino-.

Jardín de Tullerías

Jardín de Tullerías

– Place de la Concorde: la plaza que separa Jardín de Tullerías de la avenida Champs Elysées.

Fin del Jardín de Tullerías que da inicio a la Place de la Concorde

– Place Vendôme: sinónimo de lujo. Alrededor de la plaza encontrarás tiendas exclusivas como Chanel y Dior; además del afamado hotel Ritz.

Place Vendôme

Tiendas de la Place Vendôme

Tiendas de la Place Vendôme

5. LA  TORRE  EIFFEL 

Sin lugar a dudas, es el ícono de París y de toda Francia. Es uno de los monumentos nacionales más visitados del mundo y, según datos oficiales, recibe anualmente siete millones de turistas.

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Torre Eiffel

Si querés subir a la torre, seguí mi consejo: ¡Andá temprano! Usualmente la fila de espera tiene kilómetros.

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Torre Eiffel

De paso, tené preparado el bolsillo: la aventura, al igual que en otros atractivos de esta ciudad, es carísima.

Te dejo la web oficial para que puedas ver las tarifas.

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Postal de París. Al fondo, la torre Eiffel

Recomiendo que al salir, camines directo hasta Trocadero.

6. ARCO  DEL  TRIUNFO

Es uno de los monumentos hitos de París. Se encuentra justo en una rotonda, en la que el tráfico vehicular es siempre una locura.

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Arco del Triunfo

Uno también puede subir al arco y tener una vista increíble de la concurrida avenida Champs Elysées. El acceso cuesta 9,50 euros.

7. CHAMPS ELYSÉES O CAMPOS ELÍSEOS

Considerada la principal avenida de la capital francesa, los Campos Elíseos conectan la Place de la Concorde con el Arco del Triunfo.

Avenida de Champs Elysées. De fondo, el Arco del Triunfo

Así también, Champs Elysées es conocida, internacionalmente, por ser la avenida más exclusiva y cara del mundo.

Las casas de alta costura como Louis Vuitton y Chanel -sólo por citar algunas- tienen sus tiendas sobre esta vía.

Caminando por Champs Elysées

No puedo mencionar Champs Elysées sin recordar a la última etapa del Tour de Francia. De hecho, la premiación al ciclista ganador se realiza, todos los años, al lado del Arco del Triunfo.

8. EL  EMBLEMÁTICO  PONT  DES  ARTS 

No faltará el sábado donde el plan perfecto sea tomar unas cervezas en el emblemático Pont Des Arts.  

Pont Des Arts

Pont Des Arts

A la pasarela, erigida sobre el río Sena, concurren diariamente miles de parejas para dejar sus «candaditos del amor».

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Candados del amor en el Pont Des Arts

De un lado, podrás apreciar el Louvre y del otro, el Institut Français.

9. MONTMARTRE 

Toda París está, la mayor parte del año, llena de turistas y este lugar es uno de los que tiene mayor concentración de visitantes.

Aquí, es ley visitar la Basilíca del Sacré-Coeur o Sagrado Corazón.

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Basílica de Sacré-Coeur

Desde acá, se tiene una panorámica inigualable de toda la ciudad.

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Panorámica desde Sacre-Coeur

En Montmartre se encuentra también el Moulin Rouge, donde no tuve la oportunidad de estar. Digamos que es una de mis excusas perfectas para volver a París -espero que- pronto.

10. LA  BASTILLA 

Los domingos encontrarás allí un mercadito -sí, pequeño- que está super bien. Hay verduras, queso, vino, productos ecológicos y artesanales.

La Bastilla

¡Es un lugar ideal para comer!

11. «SHAKESPEARE  AND  COMPANY»

Es una de las librerías más antiguas de París y llegué a ella gracias a la recomendación de Diego Zabrodiec.

Es pequeña pero súper acogedora, es valiosísima culturalmente hablando, aunque sólo venda libros en inglés.

Fachada de la libería Shakespeare and Company

Fachada de la libería Shakespeare and Company

Vale la pena conocerla. La dirección es: 37 rue Bûcherie.

12. EL  QUARTIER  LATIN

No podés decir que estuviste en París si no conociste el Barrio Latino.  Saint-Germain-des Près te encantará. Caminá por esa avenida, sentí el aire parisino, perdete si es necesario (mejor con un buen mapa a mano) y conocé la Rivière Gauche.

En esa zona hay muy buenos lugares para comer, desde sándwiches, pizzas, y menús a buen precio (6 a 7 euros).

13. JARDÍN  DE  LUXEMBURGO 

Quedé enamorada de este espacio público natural, al que concurren parisinos a trotar, caminar, hacer reiki, leer y tomar sol.

Junto con el Palacio, podría decirse que el Jardín de Luxemburgo me ha dado las postales más bonitas de París.

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Palacio

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Gente leyendo, relajándose y pasándola bien en el Jardín de Luxemburgo

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Las flores del Jardín de Luxemburgo

Espero que te haya gustado el post y sirva de pequeña guía, si vas a París por primera vez.

Tal vez, en una próxima entrega (que no sé cuándo será) hable del Sena y los puentes de esta ciudad de la que vivo enamorada.

Hay que crear expectativa para que te pases por el blog de vez en cuando; además, la capital francesa es inagotable tal como decía el escritor catalán, Enrique Vila-Matas: «Todo se acaba menos París. (…) Vaya donde vaya, viaja conmigo, es una fiesta que me sigue». Así que seguro hablamos más de ella en este espacio.

¡Au revoir!